El sendero de los domingos.
Fujifilm X100VI. Vigo, España. 20 de Julio, 2025.
Durante cuarenta y dos años de casados Oscar y Fabiana recorrieron, todos los domingos por la mañana, el mismo camino rumbo a la catedral para escuchar la misa de las seis. Por primera vez, después de todo este tiempo, dejaron de estar juntos. Él la acompañó en todo momento durante su enfermedad. Un año y un par de días, para ser exactos. Oscar siempre estuvo al pie de la cama sujetando su mano, atendiendo sus necesidades más básicas. Lo más importante, que nunca atravesara aquel viacrucis sola.
Fabiana era su mundo. Él nunca conoció otra realidad. Nunca quizo hacerlo. Más de cuatro décadas lo convirtieron en un hombre infinitamente feliz. Cuando el cáncer se llevó a Fabiana, Oscar, respetando la costumbre, emprendió la caminata hacia aquel lugar que, para siempre, le recordará a su mujer. Y es que aquel sendero le trae a sus sentidos la presencia de quien fue su compañera de vida. Su aroma está en el aire, y él, desde entonces, emprende el mismo trayecto cada domingo para seguir disfrutando de su compañía.
Aunque viaja solo.


